miércoles, 14 de marzo de 2012

AMÉRICA LATINA ENTRE 1898 Y 1948

Tras casi un siglo de vida independiente, América Latina se enfrentó en el  siglo XX al reto de incorporarse al mercado mundial, sin tener mucho éxito en este objetivo. Tanto la estructura económica, como la sociedad y la clase dirigente no estaban preparadas para competir con las sociedades europeas -que tenían un mayor recorrido histórico- y aún menos con los Estados Unidos que se convertía en el nuevo imperio en busca de la supremacía en el mundo. Desde comienzos del siglo XX aparecieron los problemas económicos, sociales y políticos que, durante todo el siglo, afectaron los países de América Latina, fueron claves para el curso de la historia del continente, y extendieron su influencia a la sociedad y nuestra vida cotidiana hasta el día de hoy.

América Latina a comienzos del siglo XX 

Durante el período comprendido entre 1880 y 1930 América Latina se vio obligada a insertarse en el mercado mundial capitalista, debido al dominio comercial que ejercían Estados Unidos y las potencias europeas, de quienes dependía su economía. Esta situación trajo grandes cambios para los países Latinoamericanos ya que sus estructuras económicas, políticas y sociales debieron acomodarse a la nueva situación, creándose así, desequilibrios y conflictos aún latentes en nuestra sociedad. 

Panorama socio-económico de América Latina 

Las influencias inglesa y norteamericana son determinantes en la situación de América Latina a comienzos del siglo XX. La economía, las costumbres de la población, la vida política y la sociedad en general se fueron adaptando a los parámetros dados por los dos grandes centros de poder. El flujo de capital venido de estas potencias, representado en empréstitos (préstamos de grandes cuantías que solicitan empresas o el Estado), inversión en infraestructura s e instalación de compañías, afectó directamente la demografía continental movilizando la población internamente y trayendo consigo la inmigración extranjera en algunos países como Brasil, Argentina y Uruguay, en donde la mano de obra era escasa. Estos factores aceleraron el proceso de urbanización y el crecimiento de las ciudades, y se presentó así un aumento de la población en las dos primeras décadas del siglo XX. Junto a este fenómeno se dio también una baja en la mortalidad de un 25%, gracias a algunas mejoras en las condiciones de vida y a los avances en la medicina. En los primeros años del siglo XX la población de América Latina se duplicó.  

En este período también se presentó la conformación de nuevas clases sociales entre las que destacan la clase media y la clase obrera o proletaria. La primera provenía de la burocracia estatal y ocupaba los puestos intermedios en las compañías extranjeras y nacionales. Este nuevo grupo social hacía parte de la clientela política de las viejas oligarquías del siglo XIX que, en algunos países de América Latina, perduraron durante todo el siglo XX. El surgimiento de estas capas medias de la sociedad se dio a la par con la extensión de la instrucción pública, por la cual pudieron acceder a empleos y a la participación en política. Esta nueva clase se preocupó por imitar las costumbres y hábitos de la oligarquía, que a su vez, tomaban este comportamiento de los modelos europeos. 

La clase proletaria provenía de los grupos de trabajadores y artesanos del siglo XIX, los cuales se fueron adaptando a los avances en la industria, al desarrollo de las ciudades y a todo el proceso de modernización al que se incorporaron los países latinoamericanos durante esta época.

El crecimiento urbano 

A comienzos del siglo XX, las grandes ciudades eran consideradas como la expresión más acabada y perfecta de la modernización de la sociedad. Gracias al surgimiento de la clase media, ligada a actividades urbanas, como el comercio, el trabajo en obras de infraestructura y puestos en la burocracia, se presentó un gran desarrollo de las ciudades, entre las que destacaron Buenos Aires y San Pablo. Las grandes ciudades se vieron inundadas de nuevas construcciones: lujosas residencias, calles y avenidas; se instalaron servicios públicos como agua y luz; y se introdujeron medios de transporte como el tranvía. La vivienda propia se transformó en una señal de prestigio en la carrera de ascenso social, tan importante como la educación. Por otra parte, este crecimiento también tenía una cara opuesta, relacionada con el crecimiento de zonas suburbanas en las que habitaban los inmigrantes o la gente pobre de las ciudades. Estas zonas, por lo general, no contaban con ninguno de los servicios que se ofrecían para los sectores pudientes de la sociedad. 

La sociedad de masas 

Como parte del crecimiento urbano, que se profundizó hacia los años veinte, las masas, conformadas por los sectores populares y medios, comenzaron a reclamar su derecho a acceder a distintos ámbitos y actividades. En algunos casos, 10 consiguieron de hecho, concurriendo a calles, avenidas y paseos que antes eran monopolio de las élites, irrumpiendo en los colegios y universidades, llenando los lugares de diversión y tiempo 
libre. En otros casos, la presión de estos sectores sociales determinó la modificación de las leyes, como en el caso de la participación política en algunos países como Argentina, Uruguayo Chile. Otro aspecto que caracteriza el auge de la sociedad de masas es el incremento de los medios de comunicación. Los diarios y revistas difundían noticias y trabajos de una nueva generación de intelectuales, que contribuyeron a crear corrientes de opinión. Se incrementaron las librerías y los usuarios de bibliotecas; la aparición del cine y la radio consolidaron los medios para la masificación de la información y la cultura. 

La mujer: un nuevo actor social 

Hacia los años veinte comenzó a apreciarse otro cambio importante en la sociedad: el proceso de emancipación de la mujer. La experiencia de las mujeres europeas y estadounidenses durante la Primera Guerra Mundial, incorporándose como mano de obra en las industrias, alentó a muchas mujeres en América Latina a reclamar sus derechos de igualdad frente a la sociedad masculina y patriarcal. 

El acceso de la mujer al trabajo en las fábricas, en las oficinas, en los servicios públicos, en las profesiones liberales significó un progresivo aumento del peso social de la mujer. También reclamaron su derecho a votar y participar en la vida política. Sin embargo, estos cambios fueron lentos y progresivos porque los modelos sociales clásicos continuaron siendo mayoritarios, manteniéndose la primacía del hombre sobre la mujer. El espacio de la mujer siguió en gran medida reservado al hogar y al papel de esposa y madre.

Economía en América Latina a principios del siglo XX 

La transición entre el siglo XIX y el siglo XX con respecto a la economía latinoamericana presentó un rasgo característico fundamental: la orientación hacia el mercado y el comercio internacional. Esto produjo una serie de cambios como el crecimiento desigual de algunos sectores y regiones; el comienzo de la industria de manufacturas orientadas al mercado interno, con la importación de bienes de capital o maquinaria; el desarrollo de medios de comunicación novedosos como los telégrafos, así como el mejoramiento del transporte de carga. Estos cambios modificaron la articulación de los mercados locales latinoamericanos, a nivel interno, y promovieron la adopción de sistemas de producción dedicados de manera exclusiva a los bienes primarios, a nivel externo. Todo esto significó la irrupción de Latinoamérica en la división internacional del trabajo. 

En los albores de la Primera Guerra Mundial, Latinoamérica presentaba diversos contrastes económicos producto de la transición. Algunos países, como Argentina y Brasil, presentaban un desarrollo superior al de sus vecinos. Hasta el año 1914 la participación financiera de Europa en la economía latinoamericana era muy superior a la estadounidense. Pero con el advenimiento de la Primera Guerra Mundial esta situación cambió sustancialmente. Latinoamérica sumaba una deuda de más de 2 mil millones de dólares, deuda que arrastraba desde el siglo XIX, y que se incrementó en la primera década del siglo XX gracias a los préstamos destinados a obras públicas. 

Impacto de La Primera Guerra Mundial en América Latina 

Con el inicio de la guerra, las economías de los países de América Latina sufrieron una serie de trastornos ya que dependían directamente de las exportaciones y los créditos de los países que se vieron involucrados en el 
conflicto. Las repercusiones se vieron en la disminución de los ingresos arancelarios, el descenso en el comercio y la baja de las exportaciones y las importaciones. Sin embargo, en los años siguientes se presentó un 
incremento de las exportaciones, ya que los países europeos necesitaron materias primas, alimentos y minerales para mantenerse durante el conflicto.

Otros problemas que enfrentaron los países de América Latina a causa de la Primera Guerra Mundial fueron: el mantenimiento de los pagos de la deuda externa y el financiamiento del déficit público. Estos problemas fueron enfrentados de diferentes formas por los gobiernos latinoamericanos. Algunos optaron por suspender la solicitud de préstamos a los bancos londinenses y neoyorquinos y sustituirlos por los excedentes de exportación de la pequeña bonanza durante la guerra; otros gobiernos optaron por solicitar préstamos a bancos locales, o por aumentar los impuestos, y la gran mayoría, recurrió a la impresión de papel moneda. 

La división internacional del trabajo

Esta consistía en que América Latina se especializaba en producir y exportar materias primas agrícolas y minerales, mientras que Europa y Estados Unidos las transformaban industrialmente para elaborar bienes de consumo, los cuales importaban los países latinoamericanos. Inicialmente el destino de las exportaciones era Europa; pero hacia 1920 Estados Unidos se convirtió en el principal comprador. De esta forma, la región se convirtió en un importante centro de inversión norteamericana lo que llevó a un proceso de especialización productiva en los diferentes países.

Características de la economía de América Latina

América Latina jugó un nuevo papel en la economía del siglo XX: el de dependencia internacional. Esto le dio ciertas características que la hacían diferente a las economías de otras zonas geográficas. La riqueza en recursos naturales atrajo a las grandes potencias mundiales que querían apropiarse de estos y conseguirlos al menor precio posible. Por ello, los Estados Unidos, los más interesados en estas riquezas, trazaron varias estrategias para lograr su objetivo, principalmente la exportación de capitales, el manejo de medios de comunicación y las economías de enclave. 

La inversión extranjera: las compañías y bancos norteamericanos invirtieron grandes capitales en la construcción de ferrocarriles, vías de comunicación y puertos, en búsqueda de su afirmación en el sistema comercial latinoamericano, desplazando a Europa del primer lugar.

 La inversiones se hicieron de dos formas: 

A través de empresas: estas invertían y gracias a alianzas con el poder local, lograban bajos impuestos y prebendas en contratos públicos. 

Empréstitos: consistían en fuentes de financiación ajenas que se solicitaban generalmente de gobierno a gobierno, o de los gobiernos locales a compañías o bancos, para la explotación de recursos naturales o la construcción de infraestructuras. Los intereses de estos préstamos eran muy altos y la mayoría de veces muy difíciles de pagar para los países de América Latina. 

Medios de comunicación: el control de los países desarrollados sobre el comercio se hizo efectivo al manejar las vías marítimas, los fletes y las empresas comerciales de América Latina. La expansión del uso del motor de explosión abrió nuevos caminos a nuevos productos de explotación, tales como el caucho en el Amazonas y las exploraciones petroleras en varios países de la región. 

Economías de enclave: eran regiones dentro de los países latinoamericanos controladas por una compañía extranjera, en las que además de desarrollar actividades económicas, se ejercía influencia política y militar. Se explotaba intensamente un solo producto, utilizando mano de obra barata, dejando poco provecho para el país en donde se desarrollaba la actividad. Las compañías más conocidas que utilizaron este sistema fueron la United Fruit y la Standar Oil.

Nuevos sectores de explotación 

Gracias a la penetración de los capitales extranjeros y al surgimiento de nuevas clases sociales, se presentó un debilitamiento de los terratenientes. En consecuencia, se expandieron la ganadería y la agricultura, especialmente en las zonas tropicales. También se introdujeron algunos avances técnicos e industriales en la explotación del cobre y el estaño en las regiones andinas de Chile y Bolivia. En el Caribe, Centroamérica, Colombia y Venezuela se intensificó el cultivo de la caña de azúcar y el plátano. La zona tropical desde Centro américa hasta Brasil, comenzó uno de los ciclos agrícolas más importantes, el del café. En el sur del continente, Argentina y Uruguay especializaron su economía en la exportación de lana, carne y cereales. El petróleo, fundamental para la industrialización, se explotó en México, Colombia, Perú y Venezuela. Por otra parte, la explotación del caucho en la selva amazónica, adquirió gran importancia debido al descubrimiento del proceso de vulcanización, con lo cual se pudo dar a esta materia prima una gran cantidad de usos industriales y domésticos. Al comienzo, los recolecto res participaron de pequeñas ganancias pero pronto fueron prácticamente esclavizados. Los comerciantes quedaron así como los únicos beneficiarios del boom cauchero. El símbolo de la prosperidad cauchera fue la ciudad de Manaos, en Brasil, la cual llegó a tener grandes mansiones y uno de los teatros de ópera más lujosos del mundo. 

La ofensiva financiera de Estados Unidos 

Después de 1921, las relaciones financieras de Estados Unidos se estrecharon con América Latina. La política económica norteamericana se convirtió en una mezcla de colonialismo financiero y militar, la cual fue conocida como diplomacia del dólar. En la década de 1920, la banca norteamericana comenzó a extender créditos a los países de Sur América, con la estrategia de que pudieran penetrar junto con ellos las compañías de ventas de bienes. Firmas neoyorquinas como J.P. Morgan y el National City Bank otorgaron empréstitos por casi 2 mil millones de dólares a América Latina entre los años 1922 y 1928, desplazando definitivamente a Londres como centro financiero.

Las misiones de expertos 

Junto a los empréstitos, los gobiernos contrataron expertos economistas norteamericanos para asesorarse en los asuntos de hacienda. El más famoso de estos expertos fue el profesor de Princeton Edwin Kemmerer. Se le contrató para misiones financieras en Colombia (1923), Guatemala (1924), Chile (1925), Ecuador (1926-27), Bolivia (1927) y Perú (1931). Los principales objetivos de estas misiones económicas eran la reorganización de los sistemas financieros del erario público y la aplicación de reformas fiscales basadas en el modelo económico norteamericano. Comercialmente, estas misiones económicas buscaban el visto bueno de los bancos norteamericanos para que los países latinoamericanos pudieran seguir accediendo a los préstamos y créditos. Por su parte, las misiones económicas estaban del lado de los banqueros y su objetivo se centraba en asegurar que los países de la región pudieran responder por la deuda externa. 
Situación económica antes de la crisis de 1929 

La mayoría de los préstamos solicitados por América Latina iban dirigidos a financiar deudas y a realizar obras públicas, sobre todo para la modernización de las ciudades. Esta modernización urbana incluía la construcción de escuelas, hospitales, plantas de gas y electricidad, alcantarillados y pavimentación de vías. Estas obras desplazaron del primer lugar las inversiones en ferrocarriles y puertos. 

Sin embargo, las inversiones también tenían un carácter político. Junto a estas relaciones financieras, los banqueros y funcionarios de las compañías norteamericanas estrecharon lazos con los políticos y mandatarios de las repúblicas de América Latina, favoreciéndose mutuamente y fomentando la corrupción. En muchos casos las obras buscaban tan solo asegurar clientelas por parte de los mandatarios, ya fuera buscando votos en períodos electorales, adjudicando contratos y favoreciendo poderes extranjeros, que apoyarían el gobierno del momento. Muchas de las obras quedaban inconclusas o el dinero no alcanzaba para culminarlas. La corrupción se convirtió en parte integral del sistema de los empréstitos. 

El flujo de capital extranjero impulsó las actividades económicas en las principales ciudades latinoamericanas hasta 1930. Esta dependencia financiera fortaleció las estructuras tradicionales del poder, incluyendo ahora a comerciantes, terratenientes y capitalistas extranjeros. En países como Brasil y Argentina surgió una burguesía industrial, beneficiada de los procesos de urbanización y la política de contratación de empréstitos. 

Por otra parte, el conjunto de las exportaciones latinoamericanas presentó algunos signos de des aceleración en los años previos a la depresión mundial de 1929, principalmente en Argentina, donde las exportaciones de trigo disminuyeron notablemente. Otros ejemplos de esta situación los representaron Perú, Centroamérica y México. Estos hechos evidenciaron la situación de dependencia de Latinoamérica hacia factores externos que afectaban su economía, principalmente los altibajos en los mercados internacionales de materias primas.

La Revolución mexicana 

A partir de 1910 en México se dieron una serie de transformaciones políticas que cambiarían en adelante el curso de su historia. Pero más aún, la Revolución mexicana influiría considerablemente en varios aspectos de América Latina, haciendo evidentes los cambios que se estaban gestando con el inicio del siglo XX en la sociedad, la economía, las clases políticas y la mentalidad de la población. 

La Revolución mexicana fue el primer movimiento social revolucionario ocurrido en Latinoamérica en el siglo xx. Sus ideales pretendían configurar una ciudadanía mexicana plena de derechos y libertades políticas, así como el mejoramiento de las condiciones sociales de los pobladores, principalmente el alfabetismo y el acceso a la tierra. La creación de una Constitución, en 1917, fue el logro más importante de este movimiento. 

Antecedentes 

La Revolución mexicana se dio a causa de la situación de desigualdad bajo el gobierno de Porfirio Díaz, el cual abarcó el período de 1876 a 1911. Dentro de las premisas de su gobierno se encontraban las de mantener el orden público a toda costa y el desarrollo económico. Durante el Porfiriato, como se le conoce a este período, México se convirtió en uno de los principales focos de inversión extranjera de América Latina, gracias a su riqueza agrícola, pero sobre todo por sus recursos minerales, entre ellos, el petróleo. Sin embargo, la población campesina e indígena vivían bajo la opresión y al borde de la miseria. Sumado a esta apropiación petrolera por parte de los inversionistas ingleses y norteamericanos, las grandes extensiones de tierra o latifundios estaban concentradas en manos de unos pocos, por lo cual los campesinos, al carecer de tierra, no tenían otra opción más que convertirse en mano de obra barata en las grandes haciendas. 

El gobierno de Porfirio Díaz careció de una política agraria que solucionara las dificultades de los campesinos, lo cual era un gran problema en México, pues era un país con cerca del 80% de la población rural. A esta situación se contraponía el surgimiento de un moderno sector industrial, gracias a la minería y a la explotación del petróleo, lo que implicó el surgimiento de un proletariado, una clase media, los primeros círculos obreros y la introducción de ideas socialistas. El panorama que se presentaba era contradictorio, de un lado se encontraba el sector agrario y pobre; y del otro, se encontraba un dinámico sector económico patrocinado por la inversión extranjera. 

La oposición de ciertos sectores burgueses, obreros e intelectuales ante la explotación de los recursos por compañías extranjeras, generó un pensamiento nacionalista y antiimperialista, que llevó a la unión de fuerzas contra el gobierno de Porfirio Díaz en cabeza de Francisco Indalecio Madero, quien se lanzó como candidato a las elecciones de 1910. Sin embargo, el gobierno, al darse cuenta de que Madero podía ganar, lo encarceló. Durante su presidio, Madero propuso un programa en contra de Díaz que recibió el nombre de "Plan de San Luis", en donde se proponía el sufragio efectivo y la no reelección. Después de un tiempo, Madero logró huir a Estados Unidos y desde allí comenzó a reorganizar la insurrección armada contra Díaz.

El gobierno de Madero 

En contra del Porfiriato se aglutinaron una gran cantidad de campesinos e indígenas que luchaban por conseguir las tierras que estaban en manos de los terratenientes. Entonces se organizaron dos movimientos populares: en el sur del país se levantó Emiliano Zapata, y en el norte Doroteo Arango, más conocido como Pancho Villa. Estos campesinos exigían que se les devolvieran las tierras que habían sido confiscadas por el gobierno de Díaz. Zapata y Villa prometieron apoyar a Madero, lo cual fue efectivo, pues en 1911 cayó el Porfiriato. 

Madero asumió el poder en 1911 y su primer proyecto fue estabilizar las relaciones entre el capital extranjero y el local, de manera que se pudiera asegurar la protección a la industria nacional. Dictó leyes democráticas, pero se negó a satisfacer el programa de los insurrectos, que contemplaba tres demandas: dar tierras a los campesinos, disolver el ejército de Díaz e introducir una legislación laboral. Tras estas decisiones de Madero, 
Zapata y Villa rompieron relaciones con el gobierno y decidieron comenzar la guerra civil. En 1911, Zapata adelantó el "Plan Ayala" que consistía en la devolución de las tierras expropiadas a los campesinos y la expropiación de los bienes a los enemigos de la revolución. La situación de Madero se complicó, pues a la pérdida del apoyo popular por incumplir sus promesas, se añadió el recelo de Estados Unidos que veía en él a un enemigo potencial. Por eso este país apoyó a sus opositores. Uno de ellos, el general Victoriano Huerta, dio un golpe de Estado en el que murió Madero. De esta forma se originó un movimiento de reacción contra la nueva dictadura encabezado por los empresarios Álvaro Obregón y Venustiano Carranza. 

Carranza y la constitución de 1917 

El golpe de Estado de Victoriano Huerta no fue reconocido por los Estados Unidos, por lo cual los marines norteamericanos tomaron el puerto de Veracruz en abril de 1914. Ante este hecho, Venustiano Carranza, apoyado por los ejércitos de Villa y Zapata, asumió el poder, lo que fue visto como el triunfo definitivo de la revolución. Sin embargo, no reconoció algunas demandas campesinas, lo que provocó la ruptura con sus líderes. Carranza afirmó que las peticiones de Villa y Zapata estaban condicionadas por el regionalismo y que no cubrían todos los problemas de México. El presidente retomó las propuestas sociales, recuperó el control de la economía, instauró los partidos políticos y fundó la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM). En 1917 se firmó la Constitución que presentaba un carácter reformista y abarcaba los siguientes puntos: función social de la propiedad, restitución de las tierras ilegalmente expropiadas a los campesinos, protección al obrero, derecho de agremiación y a la huelga, reducción del poder eclesiástico, recuperación del dominio de sectores productivos de la minería y el petróleo. 

Los gobiernos de Álvaro Obregón (1920-1924) y Plutarco Calles (1924- 1928) consolidaron las reformas instauradas en la Constitución de 1917 cumpliendo los objetivos de la Revolución. Se intensificó el reparto de 
tierras a los campesinos, se incrementó la presencia nacional en el sector productivo y se disminuyó el predominio extranjero en la economía.

La influencia de Estados Unidos en América Latina 

La intervención de Estados Unidos en América Latina inicialmente tuvo motivos 'económicos, pero junto a esta situación se dio la intervención de carácter militar. La excusa de cobrar las deudas a países centroamericanos servía como justificación para que los soldados norteamericanos desembarcaran y tomaran el control político y las estructuras económicas para ponerlas al servicio de los banqueros de Nueva York. 

Motivos del intervencionismo 

La protección de los intereses norteamericanos fue el principal motivo para la intervención en América Latina. Estos intereses eran los ciudadanos de Estados Unidos y sus bienes, pero también se incluía dentro de las justificaciones la protección de América Latina de ideologías y países considerados peligrosos para la seguridad de la región. Los Estados Unidos se habían insertado en los conflictos expansionistas entre las potencias europeas desde el final de las independencias de los países latinoamericanos. Su principal rival siempre fue Gran Bretaña, con quien disputó durante la mayor parte del siglo XIX e inicios del XX, la supremacía y el control sobre los territorios de América Latina. Varios gobernantes estadounidenses notaron desde un primer momento la necesidad de participar activamente de las cuestiones continentales. El sustento ideológico del intervencionismo norteamericano y su influencia en América Latina se sustentó en dos conceptos: la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto. 

La Doctrina Monroe fue enunciada en 1823 por el presidente James Monroe. Esta prevenía a las potencias europeas de intentar colonizar el continente americano. Planteaba y justificaba la hegemonía de Estados Unidos sobre todos los países del continente. Por su parte el Destino Manifiesto, enunciado a comienzos del siglo XX, era la idea de que la colonización y posesión del continente era el destino patente de Estados Unidos. Uno de sus principales ideólogos fue el político William Henry Seward. Él proponía cómo Estados Unidos debía buscar explotar económicamente los mercados de América Latina, protegerlos mediante métodos imperialistas, esto es, a través de acuerdos, la diplomacia y el poderío militar. 

Este expansionismo buscaba dar salida a los productos agrícolas y a la industria norteamericana. América Latina debía convertirse en el sitio donde los Estados Unidos debía poner sus excedentes productivos. A causa de estos postulados se comenzó a hablar del panamericanismo, pero con una preeminencia de Estados Unidos sobre los países del sur. Hasta el año 1933 la política de Estados Unidos hacia América Latina se sustentó en estas ideologías y justificó las intervenciones de todo tipo en los países de la región. Estados Unidos buscaba con esto evitar una repartición colonial como la que sucedía en África con los países europeos.

Ideología de Theodore Roosevelt

Como complemento a la Doctrina Monroe, el presidente norteamericano Theodore Roosevelt, quien gobernó de 1901 a 1909, justificó el derecho a la intervención por la incapacidad de los gobiernos latinoamericanos de llevar una vida tranquila. Las continuas guerras civiles y golpes de estado que se daban en el continente obligaban a Estados Unidos, según Roosevelt, a ejercer un imperialismo protector en la región. Se acuñó el término de Hemisferio Occidental para designar la zona geográfica en donde los Estados Unidos ejercían su influencia. También en este momento las relaciones diplomáticas de Estados Unidos se conocieron bajo la denominación de Big Stick o Gran Garrote, lo cual consistía en hacer pactos con los demás países, pero justificando en cualquier momento la intervención militar.

Intervenciones de Estados Unidos en América Latina

Las intervenciones norteamericanas en la región se presentaron en dos formas: la injerencia económica y las invasiones territoriales. En algunas el objetivo era puramente militar, en otras se buscaba instaurar protectorado s económicos, esto es la apropiación y el manejo de la economía de un país.

Cuba

En 1898 intervino en la guerra que mantenía España con sus colonias en Cuba y Filipinas, forzando la independencia de la primera tras derrotar militarmente a los españoles. Este acontecimiento se conoce como 
la Guerra hispano-estadounidense. Tras la expulsión de los españoles, Estados Unidos garantizó el orden, la defensa de la isla y la regulación del gobierno. Esto quedó establecido por la Enmienda Platt, la cual permitía la instauración de bases navales y campamentos militares en Cuba. Incluía acuerdos comerciales y arancelarios que favorecían a Estados Unidos. La Enmienda Platt se convirtió en la guía para entrar en los demás países y establecer fórmulas para la dominación económica. Los años que siguieron en Cuba estuvieron acompañados de una gran desequilibrio político y económico, a causa de que el país se dedicó exclusivamente a producir azúcar y a importar otros productos. El proceso desembocó en la dictadura de Gerardo Machado, quien gobernó de 1924 a 1933.

Panamá

En este caso los Estados Unidos instigaron la separación Panameña de Colombia, por intereses claramente económicos y comerciales: la construcción y apropiación de un canal que comunicara el océano Atlántico con el océano Pacifico. Estados Unidos ratificó el nuevo gobierno, negoció la utilización de una franja alrededor del canal, los derechos de soberanía sobre esta zona y su fortificación militar. Panamá se convirtió en un protectorado de Estados Unidos.

Puerto Rico y Haití 

Puerto Rico fue administrado por Estados Unidos después de la guerra con España en 1898. Desde entonces, el presidente norteamericano nombraba el gobernador. Las excusas para ocupar los países se fueron adecuando según las circunstancias, por ejemplo para la ocupación de Haití, se utilizó como excusa la intervención en un motín militar, cuando los verdaderos intereses eran por el azúcar, los puertos y la inversión en vías de comunicación. Haití pasó a ser un protectorado y permaneció ocupado hasta 1931, logrando algo de modernización en su infraestructura. 

República Dominicana 

A partir del asesinato del presidente Ramón Cáceres, se dio una fase de pugnas políticas en el país. Cada presidente que trataba de consolidarse en el poder, enfrentaba oposiciones de sus rivales, lo que condujo a varias guerras civiles entre 1912 y 1914. Durante el mandato de Juan Isidro Jiménez, entre 1914 y 1916, se desconocieron algunos acuerdos realizados con los Estados Unidos por sus predecesores, como permitir que funcionarios de este país manejaran las finanzas y el ejército dominicanos. Estos hechos provocaron la intervención militar estadounidense en 1916 y la imposición de un régimen militar que duró hasta 1922. Esta intervención fue motivada por tres factores: en primer lugar, Estados Unidos necesitaba estabilidad política en el país con el fin de imponer un sistema de influencia económica, política y militar en la región del Caribe. En segundo lugar, la Primera Guerra Mundial obligaba a establecer un sistema de defensa regional para garantizar el comercio a través del Canal de Panamá. En tercer lugar, inversionistas norteamericanos tenían interés en expandir la actividad azucarera en República Dominicana. Tras el retiro de los estadounidenses en 1930, el poder quedó en manos del dictador militar Rafael Leonidas. 

Nicaragua 

En este país la intervención fue para proteger a la minoría que colaboraba con Estados Unidos. El presidente José Santos Celaya se opuso a la intervención y buscó colaboración con Europa. En 1909 es depuesto y se instaura un gobierno colaborador con Estados Unidos. El sometimiento económico fue total. Entre 1911 y 1925 se presentaron continuos desembarcos en el país, se instalaron buques en la costa y se llegó a bombardear en 1912. En 1927 comenzó la revolución comandada por Augusto Cesar Sandino, la cual fue combatida por los marines. Estados Unidos entrenó a la guardia nacional para combatir a los revolucionarios y dejó en el poder al dictador Anastasio Somoza, el cual era un claro aliado de Norteamérica. 

Otras intervenciones 

En países como Honduras y Guatemala las ocupaciones fueron sucesivas. Se dieron variadas intervenciones militares en Guatemala en 1920 y en Honduras en seis ocasiones entre 1903 y 1925. En México se dieron expediciones militares de castigo como cuando Pancho Villa atacó a Estados Unidos y fue perseguido hasta el interior de su país por el propio ejército norteamericano que buscaba la retaliación al ataque del líder popular. 
También México sufrió el bombardeo del puerto de Veracruz en 1914. 

Cambio en la política exterior 

Hacia finales de la década de 1920, con los presidentes Woodrow Wilson y Franklin Delano Roosevelt, la política y las relaciones de Estados Unidos con América Latina tuvieron ciertos cambios. El tono de las declaraciones era más conciliatorio y se comenzó a hablar de la autodeterminación de los pueblos, esto quería decir que los países de la región podían regir sus propios destinos. Sin embargo, el intervencionismo norteamericano seguía en ciertas zonas. Se practicó, por parte del gobierno de Estados Unidos, el reconocimiento de los mandatarios de la región, solo si llegaban al poder por medios electorales, en detrimento de gobiernos de origen revolucionario o surgidos de golpes de estado. La necesidad de aliados y apoyo frente al ascenso de los regímenes totalitarios en Europa, fue otro factor que motivó este cambio de política.

Política del Buen Vecino

Entre los años 1933 y 1945 se presentó una interrupción de las intervenciones en América Latina. Los postulados de la Doctrina Monroe fueron reacomodados y se practicaron solo con relación a Europa. Las causas de este cambio eran dos: la crisis económica de 1929 que había azotado a todo el mundo capitalista y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Los Estados Unidos se dieron cuenta de que las intervenciones militares 
eran costosas y la crisis había afectado los presupuestos nacionales, entre ellos los de defensa. Se tuvo que llegar a cooperaciones económicas con los vecinos del sur, instaurando lo que se llamó la política de buena ve- 
cindad. Pero la principal razón de este cambio de mentalidad provenía de los acontecimientos que sucedían en Europa, el surgimiento de los regímenes totalitarios de Italia y Alemania. Se buscaba la colaboración y la defensa del continente junto con América Latina, para combatir el enemigo común. 

La política del buen vecino fue promovida por el presidente Roosevelt durante la VII Conferencia Panamericana llevada a cabo en Montevideo, Uruguay, en diciembre de 1933. En dicha conferencia, la delegación estadounidense encabezada por el secretario de Estado, Cordell Hull, asumió una posición conciliadora y respetuosa frente a los países latinoamericanos, ratificando su soberanía y derecho a la libre determinación. 

Dentro de las concesiones políticas y económicas que hizo Estados Unidos con América Latina se encuentran la de hacer un nuevo tratado con Panamá para el manejo del canal, el retiro de tropas de Haití, la abolición de la Enmienda Platt y la expropiación petrolera en México en 1935. Los países latinoamericanos lograron que los Estados Unidos firmaran un tratado de no intervención en el continente, sin embargo a causa del inicio de la guerra se vio la necesidad de fortalecer militarmente a América Latina, esto con el fin de defender la democracia en contra del ascenso Nazi en Europa. 

El interés de Estados Unidos también derivaba de la necesidad de acceder a materias primas de carácter militar al haber entrado en la Segunda Guerra Mundial a partir de 1941. Por su parte los países de América Latina se solidarizaron con Estados Unidos al apoyarlos en la guerra. Durante el período de 1933 a 1945 se plantearon las relaciones en el continente bajo el concepto de la interdependencia.

Las ideas políticas 

El surgimiento de nuevos actores sociales en la sociedad latinoamericana a comienzos del siglo XX influyó en el desarrollo de las ideas y en la aparición de nuevos conceptos políticos. La toma de conciencia de campesinos, obreros y burgueses comenzó a hacer contrapeso a los gobiernos tradicionalistas provenientes del siglo XIX que aún perduraban en los países de América Latina. Otro sector de importancia que entró a hacer parte de la vida política fue el estamento militar, pero no representado en los altos mandos, sino en mandos intermedios y bajos, como fue el caso en Argentina y Brasil.

Reformismo

La mayoría de los países influenciados por nuevas ideas y actores políticos comenzaron a impulsar proyectos reformistas que buscaban cambios y mejoras para el conjunto de la sociedad. Esta tendencia no fue igual en todas las repúblicas, ya que fue impulsada por diferentes fuerzas dependiendo de la situación de cada país. En algunas partes fue encabezada por la burguesía, como en Brasil; en otras, por el proletariado junto con los intelectuales, como en Argentina o Uruguay; en algunas regiones los militares se encargaron de proponer los cambios, como el caso de Venezuela; y en países como Colombia, el cambio fue propuesto por los políticos de tendencia liberal. 

Dentro de las tendencias reformistas se destacó el radicalismo que proponía una transformación de las estructuras políticas y sociales de forma gradual. El ejemplo más importante se dio en Argentina con el partido 
Unión Cívica Radical. También se destacó el indigenismo, una corriente de pensamiento autóctona, multidisciplinaria y pluricultural, que proponía reivindicaciones sociales y políticas para la población indígena, principalmente en México y Perú. El indigenismo se caracterizó principalmente por el fuerte vínculo entre el indígena y la tierra; también por "incluir entre sus intereses los desarrollos científicos de la antropología, la sociología y la psicología, además de manifestarse en diferentes campos de la cultura como la pintura y la música.

Otra corriente en gran parte de los países latinoamericanos a partir de 1930, fue el populismo el cual se fundamentaba en el nacionalismo y los ideales socialistas europeos. Apelaron a los sentimientos de las masas, 
exaltando la democracia y el pensamiento antiimperialista. Otra de sus características fue la de tener un líder, el cual se consideraba predestinado para asumir el poder y salvar la nación, como lo fueron Getulio Vargas en Brasil y Juan Domingo Perón en Argentina. La base social del populismo fueron los obreros, las clases medias urbanas y los campesinos. 

En la mayor parte de los casos, los movimientos populistas surgieron de movimientos políticos diferentes a los partidos políticos tradicionales, creando de hecho su propio partido político en torno al líder. Dentro de los movimientos populistas más conocidos destacan el APRA en el Perú, el movimiento trabalhista de Brasil, el partido Revolucionario Cubano, el peronismo en Argentina, el MNR de Bolivia, el febrerismo de Paraguay, el Partido Revolucionario de Guatemala y la Acción Democrática de Venezuela.

Regímenes políticos en América Latina hasta 1930

La política latinoamericana en estos años presentó básicamente variadas tendencias en sus gobiernos. Por un lado las democracias, por otro lado las dictaduras militares y el caso excepcional de la Revolución mexicana.

Chile

Una de las figuras políticas más importantes de comienzos de siglo fue Arturo Alessandrí, que con apoyo de los trabajadores llegó a la presidencia en 1920. Alessandri tomó de nuevo la presidencia en 1925 y promulgó una constitución presidencialista. Chile vivió una relativa estabilidad política alterada solo por la agitación laboral y obrera en el norte donde se explotaba el cobre y el salitre.

Uruguay 

En el gobierno de José Battle (1899-1907) se vivió una renovación política. Asumió medidas anticlericales e introdujo profundos cambios en la política social. Se logró una participación más directa de los nuevos sectores populares en la 'política y una mejora en la legislación laboral. Uruguay fue el modelo de democracia en América Latina. En 1911 Battle fue reelegido e instauró el poder ejecutivo, buscando eliminar el caudillismo.

Argentina 

A causa de la inmigración de italianos e ingleses se introdujeron las ideas socialistas. En este contexto, el partido Radical intentó varias revoluciones que fueron frenadas por los conservadores. La Ley electoral de 1912 instauró el voto secreto y obligatorio, lo que abrió el camino al Radicalismo, que tomó el poder en las elecciones de 1916 con Hipólito Yrigoyen. Este gobierno buscó la renovación del estado, apoyó los movimientos universitarios y creó leyes de arrendamiento para el sector agrario. Yrigoyen gobernó hasta 1928.

Brasil

Debió enfrentar los problemas que suscitaba el federalísmo, evitando la separación de algunos de sus estados. El auge del caucho y el fortalecimiento en obras públicas lograron que Brasil se convirtiera en la potencia suramericana. En la década de los veinte surgió el movimiento de los tenentistas encabezado por Luis Carlos Prestes en contra de las oligarquías de Río de Janeiro y San Pablo, abriendo la senda para los gobiernos populistas que vendrían después de 1930.

Las dictaduras

En otros países predominaron las dictaduras civiles y militares. La región de Centroamérica se destacó por tener dictadores que eran apoyados por los Estados Unidos, como Manuel Estrada Cabrera en Guatemala y José Santos Zelaya en Nicaragua. Venezuela fue gobernada por los dictadores Cipriano Castro (1899-1908) Juan Vicente Gómez quién ocupó la presidencia hasta 1935. En Perú y Ecuador, tras un apogeo temporal de liberalismo, res urgió el militarismo. En Ecuador destacó la figura del liberal Eloy Alfaro, pero después de 1911 retornaron el caudillismo y las dictaduras militares. En Perú, la situación estuvo marcada por el militarismo apoyado por el presidente Augusto Leguía, quien gobernó entre 1908-1912 y 1924-1929.

Los movimientos sociales
Como resultado de la crisis de 1929 y del consiguiente deterioro de la oligarquía, los grupos medios emergieron como un actor central en la política latinoamericana y adquirieron conciencia en cuanto clase social con intereses propios. Los sectores populares tuvieron una evolución similar y, junto con los sectores medios, desarrollaron movimientos sociales a través de los cuales luchaban por cambios en la estructura del poder, de la sociedad y de la economía, influidos por diversas ideas surgidas durante las primeras décadas del siglo XX.

El ideario político en Latinoamérica

Con su inserción al mercado y a la geopolítica mundial, América Latina comenzó a figurar en el mundo cultural y en la circulación de las ideas. La llegada de inmigrante s europeos favoreció el contacto con nuevas concepciones políticas y filosóficas; por otra parte, jóvenes intelectuales americanos comenzaron a estudiar en Europa y a traer los últimos avances en las ciencias sociales. Asimismo, se intensificó la circulación de libros, revistas y periódicos. Las ideas políticas y los movimientos intelectuales fueron muy variados'; desde la extrema derecha hasta la izquierda. Entre las más relevantes encontramos: 

•El liberalismo: venía desde el siglo XIX sustentado en las ideas del republicanismo, la democracia participativa y las libertades económicas. Gobiernos como el de Perú, Argentina y Bolivia implementaron políticas que se reflejaron en el auge de las ciudades, la ampliación del sistema educativo y la modernización del Estado. 

•El antiimperialismo: es una posición política surgida a fines del siglo XIX que se caracteriza por una categórica oposición al imperialismo. El cubano José Martí puede considerarse como el primer formula dar de un pensamiento antiimperialista en América Latina, en gran medida porque la lucha por la independencia de Cuba del colonialismo español coincidió con el ascenso de la dominación de Estados Unidos, relacionando así, el antiimperialismo con el antinorteamericanismo. Para fines de la década del veinte el término antiimperialismo era cotidiano. El peruano Raúl Haya de la Torre escribió sobre el antiimperialismo en un documento titulado La Reforma Universitaria. Otros escritores como José María Vargas Vila y José Enrique Rodó, con su libro Ariel, señalaban a Estados Unidos como el enemigo. 

•El fascismo y el marxismo. El fascismo y las ideas de derecha en general, tomaron fuerza en ciertos círculos universitarios, de intelectuales y algunas oligarquías. En países como Brasil, los abanderados de la derecha fueron los militares. Las mayores influencias provenían del fascismo italiano de Mussolini y de los intelectuales de derecha franceses, Maurras, Barres y Daudet. Por su parte, el marxismo, ligado a las ideas de izquierda, se constituyó en una forma de reacción contra los poderes hegemónicos. Los obreros, intelectuales, universitarios e indígenas adoptaron estas ideas.

La Reforma universitaria de Córdoba 

En el año 1918, en Buenos Aires y en la Universidad de Córdoba, en Argentina, se produjo una huelga de estudiantes universitarios los cuales reclamaban que la universidad debía estar al alcance de los sectores populares de la sociedad. También pedían una mayor participación estudiantil en las decisiones de la universidad, la modernización de los métodos de enseñanza y de los cursos. 

El llamado grito de Córdoba adquirió un carácter latinoamericanista, extendiendo su influencia a gran parte de los jóvenes universitarios del continente. En 1921 se realizó el Congreso Internacional de Estudiantes Latinoamericanos y se conformó la Unión Latinoamericana, que consiguió el respaldo de afamados intelectuales como José Ingenieros y José Vasconcelos. 

Movimientos campesinos e indígenas 

Desde la década de los veinte se comenzaron a formar movimientos campesinos e indígenas en América Latina. En algunas zonas se ha asimilado el concepto indígena al de campesino, sin embargo, existen zonas en donde esta diferencia es notoria. En Brasil, Colombia y Venezuela, existe una gran parte de campesinos que no es indígena; en cambio en México, Centroamérica y la zona andina predomina la población indígena de carácter campesina. Las reivindicaciones indígenas y campesina, iban dirigidas sobre todo al problema de la tierra. Durante el inicio del siglo XX se vivió un proceso de subdivisión de la tierra a causa de la expropiación por parte de latifundistas y empresas extranjeras. 

Por otra parte, los indígenas reivindicaban el respeto a su identidad política, social y cultural. El movimiento indigenista, surgido en los años veinte, fue la representación más importante en este campo. En México y Perú el indigenismo tuvo mayor influencia y desarrollo, debido a la gran cantidad de población indígena y al respaldo que obtuvieron de muchos intelectuales para sus luchas. 

El movimiento obrero 

La clase obrera fue incrementándose y asumiendo un papel protagónico en el desarrollo histórico de América Latina durante los años treinta. Los nuevos proletarios venían del campo, huyendo de la expansión de los terratenientes y el desempleo. El ascenso de masas trabajadoras en Europa y Estados Unidos, el influjo de las ideas socialistas y revolucionarias y la Revolución mexicana fueron paradigmas para la toma de conciencia de los movimientos obreros. Así, surgieron las primeras sociedades y sindicatos, que para inicios del siglo XX utilizaban la huelga como instrumento de presión. 

Estas nuevas ideologías lograron una rápida difusión, gracias también a la migración de obreros europeos especializados, que habían militado en partidos y sindicatos. El sindicalismo se convirtió en una de las bases políticas de los gobiernos populistas y reformistas de América Latina.

Política y economía en América Latina después de 1929

Para el final de la década de los veinte, las exportaciones de los países de América Latina fueron disminuyendo,. como preámbulo de la crisis económica de 1929. Los recursos financieros se redujeron notoriamente y los inversionistas extranjeros se vieron obligados a retirar sus capitales y a cobrar las deudas. 

De acuerdo con las condiciones de cada país, se buscaron soluciones a la crisis. En algunos países la coyuntura se enfrentó a través de reformas moderadas, generalmente propuestas por la clase dirigente. En otros lugares, la situación se enfrentó por medio de gobiernos que se definieron como populares, nacionalistas y antioligárquicos, a los que se denominó populistas, Estos contaron con el apoyo de la clase obrera, los marginados y los desempleado s y las masas en general.

Intervencionismo de Estado

Con la reducción de las exportaciones, los ingresos de los países disminuyeron; los precios internos de muchos productos bajaron y el número de desempleados se multiplicó. Además, frente a la escasez de recursos financieros, los estados perdieron la capacidad de importar. Los gobiernos decidieron asumir el control de las exportaciones, subsidiar a los productores, supervisar las entidades financieras, controlar las obras públicas y apoyar a aquellas industrias que pretendían reemplazar los productos que dejaron de llegar debido a las dificultades de importación. 

El intervencionismo de Estado y la forma como se pretendió impulsar la economía se vieron favorecidos por el inicio de la Segunda Guerra Mundial, a causa de que Europa y Estados Unidos aumentaron significativamente la importación de alimentos. De igual manera, se incentivó la industrialización debido a la nueva suspensión de las importaciones, sin embargo, se descuidó la agricultura y las actividades del campo.

Procesos políticos de América Latina de 1930

La política de América Latina después de la crisis de 1929 derivó en variados procesos políticos. El populismo y el reformismo se intensificaron en varios países, pero en la zona de Centroamérica, por el contrario, predominaron las dictaduras militares, las cuales por lo general contaron con el respaldo de Estados Unidos.

Brasil

Entre 1930 Y 1945 Getulio Vargas asumió el poder. Desde un comienzo se buscó fortalecer la burguesía, la clase media, el ejército y los sectores populares. Todos ellos fueron los beneficiarios de su política económica, de los puestos en la burocracia y de los programas sociales. Durante el período que correspondió a la Segunda Guerra Mundial, controló y favoreció las exportaciones, sentó las bases de la industria pesada brasilera, protegió las manufacturas nacionales, impulsó las obras públicas y combatió eficazmente el desempleo. Se presentó la transformación del aparato estatal para que se adecuara al sistema populista, para lo cual se comenzó por excluir a las oligarquías. Sin embargo, con el paso del tiempo, el gobierno se fue tornando en una dictadura, al prohibirse los partidos políticos y disolverse las asambleas de los diferentes Estados. 

Getulio Vargas ocupó la presidencia de su país por segunda oportunidad entre 1951 y 1954, esta vez respaldado por una abrumadora mayoría de votos. En este segundo período su gestión no fue tan exitosa, entre otras cosas por falta de apoyo de la burguesía y del ejército. Renunció al poder en 1954 y después se suicidó.

Argentina 

En junio de 1943, un grupo de militares se tomó el poder que hasta ese momento habían ostentado los hacendados, los banqueros y los comerciantes. El acontecimiento significó el comienzo de una nueva etapa de 
la historia argentina y tuvo como principal protagonista al coronel Juan Domingo Perón, elegido presidente de la república en 1946 y reelegido en 1951. Perón implantó el justicialismo, un sistema social, político y económico que pretendía ser una tercera vía entre el capitalismo y el comunismo. En esta etapa estuvo acompañado por su esposa, Eva María Duarte, conocida como Eva Perón, quien con su personalidad carismática, se ganó la simpatía del pueblo argentino, sobre todo de los sectores populares. 

Los años finales de la Segunda Guerra Mundial dejaron a Argentina una favorable situación económica debido al incremento del comercio de productos agropecuarios con Europa. Esto le permitió al gobierno tomar medidas como la nacionalización de las compañías de teléfonos, de los ferrocarriles y del sector eléctrico; incentivó la construcción de obras públicas como centros hospitalarios, escuelas, vías de comunicación e infraestructura como diques, gasoductos y siderúrgicas. También estableció monopolios y controles estatales, impulsó la industria manufacturera, a la vez que implantó medidas a favor de las clases trabajadoras. Juan Domingo Perón gobernó hasta 1955 después de enfrentar una grave crisis económica, la muerte de su esposa y una fuerte oposición.

México 

La Revolución que comenzara en 1910 dio inicio a una serie de reformas que se continuaron en los años treinta durante el gobierno de Lázaro Cárdenas. En su período se desarrollaron políticas como la repartición de cerca de 20 millones de hectáreas entre los campesinos. En 1937 se nacionalizaron las compañías ferroviarias. En 1938 se decretó la expropiación de todas las petroleras residentes en México, lo que provocó la ruptura de relaciones con el Reino Unido. Ese mismo año permitió la creación del Instituto de Antropología e Historia (INAN) y del Instituto Nacional Indigenista. Este último fue creado con el fin de integrar al indígena a la vida nacional. La reforma agraria adelantada por Cárdenas, afectó las relaciones con Estados Unidos, al igual que la expropiación petrolera, pero la cuantía en inversiones públicas permitió que la situación económica fuera llevadera. 

Venezuela 

Durante la crisis de 1929, este país se vio poco afectado gracias a la bonanza petrolera que transformó en poco tiempo el modo de vida de los venezolanos. Esta época permitió formar un Estado opulento, que construyó escuelas, centros de salud, carreteras y barrios para las clases obreras. Hacia 1945, el representante del Partido Acción Democrática, Rómulo Betancourt, fue instaurado en el poder mediante un golpe militar, que buscaba incluir en la vida política del país a sectores marginados. A este le siguió, Rómulo Gallegos, quien fue derribado del poder por el ejército, para ser remplazado por Marcos Pérez Jiménez, quien gobernó de 1952 a 1958. Él implantó una estricta dictadura al abrigo de una gran prosperidad petrolera, descuidando la diversificación de la economía. 

Ecuador 

Los intentos de renovación de este país estuvieron, hasta 1930, en manos del partido liberal. A partir de entonces, surgió José María Velasco Ibarra, que representaría la oportunidad de cambio para el pueblo ecuatoriano. Trató de imponer un gobierno autoritario, que rompiera con las extremas derechas e izquierdas, ejerciendo un conservadurismo político. Varias veces fue elegido por el pueblo y derrocado por el ejército. Sus reformas poco sirvieron para cambiar la fisonomía política del país, pues este continuó siendo dominado por terratenientes y la economía productiva siguió estando en pocas manos. 

Bolivia 

La evolución de los gobiernos bolivianos en busca de una solución a la crisis de los años treinta fue más compleja que la de otros países, debido a su deteriorada situación económica y al papel asumido por el ejército, que repetidamente trató de imponer sus criterios por golpes de Estado. Solo en 1952 asumió el poder un líder para adelantar una verdadera revolución nacional: Víctor Paz Estenssoro. Este adelantó la nacionalización de las minas, principal fuente de ingresos del país, y la reforma agraria, a la vez que intentó mejorar el nivel de vida de la población obrera y campesina. Estas medidas no se lograron realizar a causa de la baja del precio del cobre y las indemnizaciones que se debieron pagar por las nacionalizaciones.

Dictaduras centroamericanas 

La mayor parte de los dictadores surgieron de los ejércitos constituidos por Estados Unidos para defender sus intereses en el Caribe. Se caracterizaron por asumir el poder por largos períodos, y además de sus propios intereses, garantizaron la estabilidad de los intereses norteamericanos en la zona. Los dictadores ostentaron un poder absoluto, pero al abandonar la actitud colaboracionista que mantenían con los Estados Unidos, eran depuestos. 

La actividad política centroamericana y del Caribe estuvo marcada por una gran cantidad de movimientos golpistas. Esta situación estuvo determinada por la injerencia que tenían inversionistas norteamericanos, sobre todo por el caso de la United Fruit Company. Las dictaduras generalmente fueron rechazadas por la población civil y con frecuencia, se organizaron movimientos de resistencia civil o guerrillas, las cuales lucharon contra estos gobiernos. 

Características de las dictaduras 

Hechos como la crisis económica y la Segunda Guerra prepararon las condiciones propicias para el surgimiento de los dictadores, al verse afectadas las condiciones económicas y la calidad de vida en la región. 

Dentro de los rasgos principales de estos gobiernos se encontraba el de ser regímenes de fuerza, en los que esta era utilizada para defender intereses de sectores económicos determinados, tales como oligarquías o empresas extranjeras, en detrimento de los demás sectores económicos. 

La represión fue otra característica de estos gobiernos. Esta consistía en perseguir y castigar a personas que se opusieran o protestaran por las condiciones económicas y sociales en sus países. Generalmente era la respuesta a solicitudes de cambio y reivindicaciones sociales. Muchas veces las medidas tomadas por los dictadores incluían el destierro, la cárcel o la muerte a los disidentes. 

Una característica importante del régimen dictatorial era que el poder estaba centrado en el individuo y no en un partido político. Aunque por lo general existían los poderes legislativo y judicial, estos solamente tenían como finalidad darle una apariencia democrática al régimen. Además, el dictador sabía conceder favores y privilegios, a fin de asegurar un respaldo político y mantener vigente la lealtad de sus admiradores, quienes a su vez eran vigilados. El apoyo del ejército siempre constituyó un factor importante para la permanencia del dictador. 

Entre los gobiernos dictatoriales más importantes de Centro américa se pueden mencionar los siguientes: en Guatemala, Manuel Estrada Cabrera quien gobernó entre 1898 y 1920. Aunque fue depuesto a los pocos años, el general Jorge Ubico comenzó otro largo gobierno de esta misma naturaleza que se extendió de 1931 a: 1944. En Honduras, gobernó Tiburcio Carias de 1932 a 1949. En República Dominicana la dictadura estuvo a cargo de Rafael Leonidas Trujillo, ex jefe de la Guardia Nacional, quien estuvo en el poder desde 1930 hasta 1961. En Cuba gobernaron los dictadores Gerardo Machado, de 1925 a 1931 y Fulgencio Batista, de 1952 a 1959.

La cultura en América Latina 

Con el comienzo del siglo XX, los parámetros de la cultura en América Latina cambiaron sustancialmente. El flujo de las ideas, los avances científicos y el desarrollo de los medios de comunicación hicieron que el conocimiento se desarrollara y circulara de una manera más amplia. 

Nuevas mentalidades 

Dentro de los cambios más notorios se destaca la introducción de nuevos paradigmas filosóficos. Las inquietudes frente al desarrollo y la modernización dieron lugar a preguntas sobre la relación entre raza y progresQ. Se analizaba la influencia del trópico en el desarrollo moral y las costumbres de la población y si las condiciones geográficas, unidas a la variedad racial de los latinoamericanos, permitían un desarrollo cultural igual al de Europa o Estados Unidos. En esta corriente se destacaron Alcides Arguedas con su obra Un pueblo enfermo y Agustín Álvarez con el Manual de Patología Política. 

Del positivismo que venía del siglo XIX, se pasó a una filosofía modernista, en la que la moralidad era el principio rector. Esta situación se reflejó en el ambiente educativo y científico. Se comenzaron a fundar universidades, institutos de investigación y se desarrollaron investigaciones en pedagogía. Países como Argentina, México y Perú fueron pioneros en la investigación y la fundación de institutos en ciencias humanas y ciencias naturales, la mayoría de las veces de carácter oficial. 

Literatura 
La influencia del modernismo se reflejó en la poesía y la prosa. Las preocupaciones sociales, la naturaleza y la cultura latinoamericanas pasaron a ser temas principales. Autores como José Martí, José Asunción Silva y Rubén Darío, encabezaron esta tendencia, que en la década de los veinte tomó carácter de denuncia social con José Carlos Mariátegui y sus Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Dentro de esta misma línea estuvieron José Enrique Rodó, José Ingenieros y Vargas Vila, quienes advirtieron y denunciaron, por medio de sus ensayos, sobre los peligros imperialistas. Acompañada de este impulso literario, la industria de las editoriales logró un gran desarrollo en países como Argentina, México y Chile, en donde se traducían al castellano las últimas novedades provenientes de Europa y Estados Unidos. 

En los años veinte y treinta apareció una tendencia relacionada con la tierra y las reivindicaciones campesinas: la novela telúrica, influenciada por intelectuales españoles que comenzaron a llegar a América desterrados por la dictadura en España. Los autores de la novela telúrica crearon una realidad detallada y basada en la historia, la tierra, el pueblo y los regionalismos de Latinoamérica. Entre los escritores de la novela telúrica se destacan: José Ortega y Gasset, Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, Gregorio López y Fuentes, José Eustacio Rivera, Ricardo Güiraldes, Baldomero Lillo y Horacio Quiroga.

La pintura 

En este campo, la manifestación más destacada de la época fue el muralismo mexicano. Desde 1921 este estilo identificó a pintores como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Siqueiros. Su estilo rompió todas las fronteras en el mundo e influyó en artistas europeos y de Estados Unidos. Sus temas se centraron en las tradiciones locales, en los indígenas, campesinos y las clases populares mexicanas, tomando muchas veces el carácter de denuncia contra los poderes opresores. 

La vida cotidiana 

En las ciudades latinoamericanas aparecieron nuevos lugares de socialización que trataron de imitar, en parte, a las urbes europeas y su estilo de vida. Surgieron clubes que eran visitados frecuentemente por las élites y cafés en los que se reunían poetas y artistas para deleitarse de versos y peroratas. Al mismo tiempo, surgieron nuevas formas de entretenimiento deportivas y lúdicas. 

Los clubes y cafés 

En muchas de las grandes capitales se fundaron clubes privados al estilo inglés por parte de las clases altas. Estos clubes representaban estatus y diferenciación de clase y a ellos solo se podía acceder por medio del nombre o de la fortuna. En los cafés, por el contrario, el acceso era menos restringido. Allí podían llegar intelectuales, poetas, políticos y artistas sin importar su procedencia social o geográfica. Sin embargo, también 
fueron una imitación de modelos europeos, sobre-todo de Francia y los cafés en los que se reunían los artistas del movimiento surrealista. Para el caso de América Latina, estos cafés fueron de gran importancia, pues allí se tomaban grandes decisiones políticas, se fundaban movimientos sociales y se tornaban en sitios de intercambio intelectual. 

Nuevas formas de entretenimiento 

Otro cambio que trajo el siglo XX fue la llegada de las salas de cine, que desplazaron hasta cierto punto a la ópera y el teatro. En las capitales de América Latina este invento cautivó a millones de espectadores y se convirtió en una de las diversiones cotidianas de la población. 

La práctica de los deportes se convirtió en otra forma de distracción y ocupación del tiempo libre. Esta se vio influenciada por el contacto con los extranjeros. Así, en donde llegaron inmigrantes europeos, la aparición del fútbol fue la característica predominante; en el Caribe, por el contacto con los marines norteamericanos, el béisbol se convirtió en el pasatiempo. Las clases altas se inclinaron por otro tipo de prácticas como el tenis, el hockey, el polo y las primeras carreras de automóviles. 

Una nueva manifestación social de América Latina fue la música popular. Surgieron el tango en Argentina y Uruguay, y los corridos en México. Estos géneros llevaban en sus letras, en el caso de los tangos, mensajes de rebeldía y de malestar social, reflejando lo que era la situación social en las nacientes sociedades urbanas. En el caso del corrido mexicano, su tema principal fue la Revolución y sus personajes. Sus letras se convirtieron en odas a los líderes revolucionarios y al pueblo que los respaldaba. 


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14 comentarios:

  1. Gracias. Es Muy difícil encontrar esta información. Buen blog.

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  2. gracias me sirvioo muchooo aa y jesus orjuela tiene razon es my dificil encontrar esta informacion..!

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  3. Oh disculpa, la fuente de este texto es un texto llamado Hipertexto 9° de Santillana de Sociales?

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    1. si esa es la fuente. yo también trabajo con ese texto. Hipertexto Santillana sociales, Liceo Salazar y Herrera, edición 2010 páginas 26-27.

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  4. Excelente Así Mismo Lo Tiene Mi Profesor En El Libro Gracias

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  5. porfavor estoy buscando america latina 1988 1930

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  6. porfavor estoy buscando america latina 1988 1930

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  7. hey tu tienes un resumen por ahi xd

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